Tratamientos anticorrosión para estructuras metálicas expuestas
Las estructuras metálicas son el esqueleto de numerosos proyectos industriales, agrícolas y de construcción. Sin embargo, cuando se exponen a la intemperie o a ambientes húmedos, su mayor enemigo es la corrosión. Este proceso natural, resultado de la reacción del metal con el oxígeno y la humedad, puede deteriorar rápidamente la integridad de la estructura, comprometer la seguridad y aumentar los costes de mantenimiento. En Talleres Mainsa sabemos que una buena protección anticorrosiva es clave para alargar la vida útil de cualquier instalación metálica.
¿Por qué se oxidan las estructuras metálicas?
El hierro y el acero, materiales comunes en construcción, son especialmente susceptibles a la oxidación. Cuando el metal entra en contacto con agua, oxígeno o agentes químicos, se inicia una reacción electroquímica que produce óxidos (herrumbre).
Si no se actúa a tiempo, esta corrosión se extiende y debilita el material, provocando fisuras, deformaciones o incluso fallos estructurales.
Algunos de los factores más comunes que aceleran la corrosión son:
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La humedad ambiental o salinidad, especialmente en zonas costeras.
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La presencia de productos químicos o gases industriales.
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El contacto directo con el suelo o agua estancada.
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La falta de mantenimiento o pintura protectora.
Por ello, la elección del tratamiento anticorrosión adecuado es esencial para garantizar la durabilidad y seguridad de la estructura.
Tipos de tratamientos anticorrosivos más eficaces
1. Galvanizado en caliente
El galvanizado es uno de los métodos más utilizados y eficaces para prevenir la oxidación. Consiste en sumergir las piezas metálicas en zinc fundido, formando una capa protectora que actúa como barrera física y química frente a la humedad.
Además, el zinc se oxida antes que el acero, lo que ofrece una protección catódica activa. Este tratamiento es ideal para estructuras expuestas al exterior, como naves industriales, cerramientos o soportes metálicos.
2. Pintura epoxi o poliuretano
La aplicación de pinturas industriales específicas crea una película que impide el contacto del metal con el aire y la humedad.
Las pinturas epoxi ofrecen una alta resistencia química y mecánica, mientras que las pinturas de poliuretano aportan una excelente durabilidad y acabado estético.
En Talleres Mainsa, recomendamos este sistema para estructuras interiores o ambientes industriales controlados, donde la estética también es importante.
3. Imprimaciones ricas en zinc
Estas imprimaciones se aplican antes del pintado final y actúan como una primera línea de defensa. Contienen polvo de zinc que se adhiere al metal y le proporciona protección electroquímica.
Su combinación con una capa de pintura epoxi o acrílica ofrece resultados excelentes para estructuras sometidas a desgaste o exposición parcial.
4. Chorreado y metalizado
Antes de aplicar cualquier recubrimiento, es fundamental preparar la superficie. El chorreado con arena o microesferas metálicas elimina impurezas, óxido y grasa, garantizando la adherencia del recubrimiento.
Tras ello, el metalizado por proyección térmica permite aplicar zinc o aluminio pulverizado sobre la superficie, creando una capa protectora homogénea y resistente a la corrosión.
5. Anodizado y pasivado (para metales no ferrosos)
En el caso de estructuras de aluminio o acero inoxidable, el tratamiento se orienta a mejorar su resistencia natural.
El anodizado crea una capa de óxido controlada que endurece la superficie, mientras que el pasivado elimina contaminantes y mejora la resistencia química.
Mantenimiento y revisión: la clave de la durabilidad
El tratamiento inicial es solo el primer paso. Para mantener una estructura metálica en perfecto estado, es necesario realizar inspecciones periódicas que detecten posibles signos de oxidación o daño superficial.
Revisar uniones, tornillos y zonas soldadas es fundamental, ya que suelen ser los puntos más vulnerables. En Talleres Mainsa, nuestros técnicos especializados ofrecen servicios de mantenimiento preventivo y correctivo, asegurando que las estructuras mantengan su resistencia y aspecto durante años.
Conclusión: invertir en protección es ahorrar a largo plazo
Una estructura metálica bien protegida no solo resiste mejor el paso del tiempo, sino que también reduce costes de reparación y mejora la seguridad de la instalación.
Optar por un tratamiento anticorrosión adecuado es una inversión en fiabilidad, durabilidad y tranquilidad.
En Talleres Mainsa, combinamos experiencia, tecnología y materiales de alta calidad para ofrecer soluciones integrales en soldadura, estructuras metálicas y mantenimiento industrial.
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